La controversia generada por las declaraciones del ex jugador de la NFL, Robert Griffin III, sobre los sentimientos de Angel Reese hacia Caitlin Clark ha sido rápidamente silenciada por la propia Reese, quien ofreció una respuesta contundente y directa a través de las redes sociales. La situación, que había estado dominando las conversaciones en torno a la WNBA y el baloncesto femenino, ha sido desestimada con una firmeza que ha sorprendido a muchos.
Según informes iniciales, Griffin III había afirmado, en un programa de radio, que Reese había expresado públicamente su desinterés en Caitlin Clark, descartándola como “demasiado llamativa” y “distractora”. Estas declaraciones, hechas en referencia a comentarios anteriores de Reese sobre su deseo de enfocarse en su carrera dentro de la WNBA, fueron interpretadas como una muestra de rivalidad y un intento de generar controversia.
Sin embargo, Reese, visiblemente molesta con la tergiversación de sus palabras, respondió con una publicación en su cuenta de Twitter (ahora X). “Quiero ser clara: no tengo ninguna sensación negativa hacia Caitlin Clark. Es una jugadora increíble y una profesional admirable. La admiración no es rivalidad. Robert Griffin III ha manipulado mis palabras para alimentar un drama innecesario. Mi prioridad es mi equipo, la WNBA y mi desarrollo como jugadora. Eso es todo lo que importa.”
La respuesta de Reese ha sido recibida con elogios por parte de muchos seguidores y comentaristas deportivos, quienes la han descrito como una muestra de madurez, profesionalismo y determinación. “Angel Reese ha demostrado una actitud impecable,” comentaba uno de los usuarios de Twitter. “Se ha defendido con inteligencia y ha expuesto la manipulación de Griffin III.”
La situación ha reavivado el debate sobre la competitividad y la rivalidad en el baloncesto femenino, un tema que ha ganado prominencia gracias al éxito creciente de la WNBA y al impacto de jugadoras como Reese y Clark. Ambas atletas son figuras clave en el desarrollo del deporte y han contribuido a atraer a una audiencia más amplia.
La polémica, inicialmente diseñada para generar atención mediática, ha sido rápidamente controlada por Reese, que ha reafirmado su compromiso con el deporte y su equipo. El incidente sirve como un recordatorio de la importancia de verificar la información antes de compartirla y de la necesidad de evitar interpretaciones erróneas en el contexto del deporte y la cultura popular. A medida que la temporada de la WNBA avanza, se espera que la relación entre Reese y Clark, aunque aparentemente sin fricciones, continúe siendo un factor clave en el desarrollo del juego y en la conversación alrededor de la WNBA.