El legendario líder de Black Sabbath, Ozzy Osbourne, falleció el martes a la edad de 76 años, rodeado de amor, como anunciaron sus representantes. En declaraciones posteriores a la noticia, se reveló que el “Principe de las Tinieblas” expresó una profunda satisfacción y sentía que había llegado a una etapa final de su carrera, indicando que “moriría feliz” después de la última presentación de Black Sabbath.
Si bien el anuncio del final de Black Sabbath, después de más de cuatro décadas de música que definió un género, ha sido recibido con una mezcla de tristeza y admiración, las palabras de Osbourne ofrecen un cierre notablemente positivo. La banda anunció su separación tras un último concierto celebrado el 18 de julio en Birmingham, Reino Unido, un evento que reunió a miles de fans para despedir al gigante del heavy metal.
“Moriría feliz”, declaró en una entrevista posterior al concierto, reafirmando su deseo de concluir su viaje musical con una sensación de logro y contentamiento. Estas palabras, pronunciadas en un momento de celebración y gratitud, resonarán con los millones de fans que a lo largo de los años se han sentido conmovidos por la energía, la actitud y la música innovadora de Black Sabbath.
El legado de Ozzy Osbourne y Black Sabbath perdurará a través de su influencia en la música y su impacto cultural. Su música seguirá siendo un referente para las generaciones futuras y su historia, marcada por el éxito, la controversia y la resiliencia, inspirará a muchos más.