Washington, D.C. – En un sorprendente giro de eventos, durante un discurso pronunciado desde el Despacho Oval el viernes por la tarde, el expresidente Donald Trump sugirió que el centro cultural emblemático, conocido como el Kennedy Center, debería ser renombrado como el “Centro de la Libertad Americana”. La propuesta, que generó una ola de indignación y críticas, se realizó en el contexto de un discurso amplio sobre los logros de su administración y una clara señal de su descontento con la dirección actual del centro.
Según fuentes cercanas a la Casa Blanca, Trump utilizó el evento para destacar lo que él describe como el declive del “patriotismo americano” y la creciente influencia de lo que él considera “culturas woke” en el entretenimiento. Argumentó que el Kennedy Center, tradicionalmente un bastión de la excelencia musical y dramática, estaba ahora dominado por artistas que promovían una agenda política que él rechaza.
“Durante mucho tiempo, el Kennedy Center ha sido un hogar para el mejor arte estadounidense”, declaró Trump en su discurso. “Pero ahora, se ha convertido en un escaparate para ideologías que destruyen nuestra historia, nuestra cultura y nuestro patriotismo. Debemos restaurar el espíritu de este lugar, y creo que lo mejor para hacer eso es llamarlo el Centro de la Libertad Americana – un nombre que refleja los valores que nuestros fundadores se esforzaron por crear.”
La propuesta ha sido recibida con una reacción inmediata y en su gran mayoría negativa. La directora del Kennedy Center, María Rodríguez, emitió un comunicado de prensa condenando la propuesta como “inapropiada, insensata y profundamente ofensiva”.
“El Kennedy Center ha sido, y sigue siendo, un espacio dedicado a celebrar el arte, la música y la cultura de Estados Unidos en todas sus formas. Su nombre, honrando al Presidente John F. Kennedy, es un símbolo de esperanza, servicio y democracia”, declaró Rodríguez. “Intentar politizar este emblemático centro cultural es una burla a la memoria del Presidente Kennedy y un ataque a la libertad de expresión.”
La reacción en las redes sociales fue igualmente feroz. El hashtag #SaveTheKennedyCenter se convirtió rápidamente en tendencia, con usuarios expresando su indignación y llamando a la administración Biden a rechazar la propuesta.
Expertos en cultura y artes escénicas también han expresado su preocupación. “Este tipo de comentarios demuestran una falta de comprensión fundamental del papel del arte y la cultura en la sociedad”, declaró el crítico de teatro Samuel Pérez. “El Kennedy Center ha sido un espacio de diálogo, de debate y de exploración artística durante décadas. Esta propuesta es un intento de imponer una agenda política a través de la cultura, y es un ataque a los principios fundamentales de la libertad creativa.”
Mientras tanto, la Casa Blanca se mantiene cauta. Un portavoz confirmó que la propuesta fue solo una “reflexión” y que no hay planes inmediatos para presentar una legislación formal. Sin embargo, el incidente ha puesto de manifiesto el continuo conflicto ideológico entre Trump y el gobierno de Biden, y ha intensificado las preocupaciones sobre la creciente polarización política en Estados Unidos. La batalla por el futuro del Kennedy Center, y por la definición misma de lo que significa ser americano, apenas ha comenzado.

