Tras la controversial penalización impuesta a Lewis Hamilton durante el Gran Premio de Mónaco, Ferrari ha lanzado una dura crítica a la Federación Internacional de Automovilismo (FIA), acusándola de una sanción “excesiva” que perjudicó significativamente a su piloto.
El Gran Premio de Mónaco, disputado el pasado fin de semana, estuvo marcado por un incidente en la primera curva que resultó en una penalización de cinco segundos para Hamilton. La FIA determinó que Hamilton había invadido el box de Charles Leclerc, aunque el propio Hamilton y Ferrari argumentaron que la invasión fue mínima y que la FIA había exagerado la sanción.
“Estamos decepcionados con la decisión tomada por la FIA,” declaró un comunicado oficial de Ferrari. “Creemos que la sanción de cinco segundos es desproporcionada y no refleja la naturaleza del incidente. La invasión fue mínima y no representó una amenaza para el piloto de nuestro rival.”
El equipo italiano también criticó la lentitud en la toma de decisión por parte de los comisarios, argumentando que un análisis más cuidadoso podría haber llegado a una conclusión diferente.
Leclerc, por su parte, también expresó su frustración, aunque sin atacar directamente a la FIA. “Es frustrante ver esto pasar, pero hay que aceptar la decisión. En cuanto a la invasión, fue muy rápida, y un pequeño contacto es normal en una primera curva. Esperamos una mayor claridad y objetividad en el futuro.”
La controversia ha intensificado la ya tensa relación entre Ferrari y la FIA. El equipo italiano ha reclamado una mayor transparencia y un enfoque más objetivo en la aplicación de las regulaciones.
El incidente ha levantado interrogantes sobre los criterios de sanción para las invasiones de boxes y ha generado un debate generalizado en la Fórmula 1 sobre la imparcialidad de la FIA. Muchos dentro y fuera de la parrilla de equipos han expresado su preocupación por la posibilidad de que las sanciones se apliquen de manera inconsistente, lo que podría afectar la competitividad de los equipos.
La FIA ha respondido a las críticas, afirmando que su objetivo es garantizar la seguridad y la integridad de la carrera, y que aplicará las regulaciones de manera justa e imparcial. Sin embargo, el daño ya está hecho y la controversia continuará durante las próximas carreras.
El próximo Gran Premio de Brasil, que se disputará en noviembre, será crucial para determinar si esta situación tendrá un impacto a largo plazo en la temporada de Fórmula 1. La presión sobre la FIA para demostrar un compromiso con la justicia y la equidad nunca ha sido tan grande.