El Inglaterra que conocemos, el equipo que domina la Rugby World Cup, está pasando por una fase de autoevaluación y experimentación, y su reciente derrota ante Fiji en un Test Match dejó patente esa inquietud. El partido, disputado el sábado en Knowle Park, Southampton, terminó con una victoria de Fiji por 37-29, pero lo que realmente llamó la atención fue la actitud del Inglaterra y los cambios que están intentando implementar.
Desde el pitido inicial, Fiji salió con una intensidad y un juego de ataque muy agresivo, aprovechando las defensas del Inglaterra, que parecía desorientado y poco coordinado. Los fijianos, con un juego muy físico y constante, lograron romper la línea inglesa en varias ocasiones, creando oportunidades de ataque que convertían en puntos.
La frustración se notó en el césped inglés. El entrenador Steve Borthwick, visiblemente preocupado, cambió a varios jugadores en la primera mitad, buscando diferentes opciones para frenar el ataque fijiano. Cambió a Ellis Genge por George North en el pack del medio, un movimiento que pretendía aumentar la solidez en la línea. También intentó añadir más velocidad al centro con la entrada de Ollie Lawrence en lugar de Jonathan Joseph.
“Estamos buscando diferentes combinaciones, diferentes formas de presionar al rival”, reconoció Borthwick en la rueda de prensa posterior al partido. “No estamos contentos con cómo jugamos en el primer tiempo. Queríamos controlar el juego, pero no lo logramos. Tenemos que mejorar nuestro juego de ataque y nuestra disciplina.”
El cambio generó algo de impacto en el juego del Inglaterra, pero no fue suficiente para contener el ataque fijiano. Los cambios tácticos no lograron cambiar el rumbo del partido, y el Inglaterra se encontró en desventaja.
La victoria de Fiji, sin embargo, no es solo un resultado negativo para el Inglaterra. La brutalidad y el juego de ataque de los fijianos obligaron a los ingleses a replantearse su estrategia y a ser más ambiciosos. Se ha dejado claro que el equipo necesita ser más agresivo, más rápido y más adaptable para tener éxito a largo plazo.
Además, el partido sirvió para evaluar a algunos jugadores que están ganando peso en el equipo. Marcus Smith, en particular, tuvo un partido sólido y demostró su capacidad para romper la defensa fijiana. Otros jugadores, como Tom Curry y Jamie George, también brillaron con su entrega y su liderazgo.
El Inglaterra, sin duda, está en un momento crucial de su evolución. La derrota contra Fiji no es un fracaso, sino una oportunidad para aprender y mejorar. El equipo tiene potencial, pero necesita tiempo y experimentación para encontrar la combinación perfecta. El siguiente Test Match, contra Nueva Zelanda, será una prueba de fuego para ver si estos cambios tácticos están dando resultado.
Fuente: https://www.bbc.com/sport/rugby-union/articles/cn8v908x8yko?at_medium=RSS&at_campaign=rss

