México se ha visto durante décadas envuelto en un conflicto complejo y prolongado contra las organizaciones criminales, en particular los cárteles de la droga. Sin embargo, la imagen que suele presentarse, y a menudo la más fácil de entender, es la de un estado incapaz de controlar esta amenaza. Esa narrativa simplista no refleja toda la historia.
La guerra contra los cárteles ha sido una batalla de desgaste, una serie de intentos, estrategias y fracasos que se han desplegado a lo largo de más de dos décadas. Para comprender la situación actual, es crucial analizar las diferentes fases y el abanico de tácticas empleadas.
De la Respuesta ‘Táctica’ a la ‘Guerra contra el Narcótico’
La respuesta inicial a la creciente violencia de los cárteles, durante la década de 1990, se basó en una estrategia “táctica”. Esto significaba enfocarse en la persecución de los líderes de los cárteles, la interdicción de los cargamentos de droga y, en general, una respuesta policial y judicial directa. Sin embargo, esta estrategia no logró detener la expansión de los cárteles, quienes se adaptaron rápidamente y encontraron nuevas formas de operar.
A finales de la década de 1980 y principios de los 90, la administración Bush, con el apoyo del Secretario de Estado Powell, propuso una estrategia más amplia conocida como la “Guerra contra el Narcótico”. Esta estrategia, que luego se extendió a otros países, involucraba un enfoque multifacético que incluía:
* Aplicación de la Ley en Estados Unidos: Aumentar las penas para el tráfico de drogas y reducir la demanda en Estados Unidos.
* Intervenciones en México: Apoyar a las fuerzas mexicanas en su lucha contra los cárteles.
* Desarrollo Económico: Combatir la pobreza y la desigualdad, que alimentan la criminalidad.
Una Batalla de Desgaste: Operaciones y Contra-Operaciones
Tras la muerte de figuras clave como Miguel Ángel Félix “El Chapo” Guzmán en 2016, México ha implementado una serie de operaciones militares masivas, a menudo con el objetivo de desplazar a los cárteles de una región a otra. Estas operaciones, denominadas “Operación Fallido”, “Playa Paraíso”, “Golden Eagle”, y otras, han sido intensas y han involucrado miles de soldados, pero han demostrado ser, en su mayoría, intentos de contener el problema en lugar de erradicarlo. Los cárteles logran reorganizarse, encontrar nuevos territorios y a menudo, recurrir a la violencia aún más extrema.
El Impacto de la Corrupción y la Falta de Reformas Estructurales
A pesar de los esfuerzos militares, la lucha contra los cárteles se ve constantemente obstaculizada por la corrupción dentro de las fuerzas de seguridad y el poder político. La influencia de los cárteles se extiende a todos los niveles del gobierno, debilitando las instituciones y dificultando la aplicación efectiva de la ley. Además, la falta de reformas estructurales, como la necesidad de una judicial independiente y un sistema de justicia penal adecuado, perpetúa el ciclo de violencia y corrupción.
El Presente y el Futuro
En la actualidad, el panorama criminal en México sigue siendo extremadamente complejo y peligroso. La capacidad del gobierno mexicano para abordar el problema sigue siendo un tema de debate y críticas. La batalla contra los cárteles es, en esencia, una lucha de desgaste, y su éxito a largo plazo dependerá de la implementación de un enfoque holístico que aborde tanto la violencia criminal como las causas subyacentes de la corrupción y la desigualdad.
Fuente: https://www.mexicodecoded.com/p/mexico-has-tried-everything-to-stop

