México ha Intentado de Todo para Detener la Delincuencia Organizada – Aquí Está lo que Ha Aprendido

México’s security policy es a menudo simplificado en una sola historia de fracaso: un estado que, durante décadas, ha sido incapaz de controlar la delincuencia organizada. Esta caracterización omite la verdadera historia.

Durante años, el gobierno mexicano ha implementado una serie de estrategias para combatir las bandas criminales, desde despliegues militares masivos hasta reformas legales y programas sociales. Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, la violencia y el poder de los cárteles siguen siendo un problema persistente y profundamente arraigado. La clave para entender la situación compleja de México reside en reconocer que el país ha aprendido – a menudo a través de errores costosos – una serie de lecciones cruciales.

La Fallida Dependencia del Fuerzas Armadas

Uno de los primeros y más notables errores fue la excesiva dependencia de las fuerzas armadas para abordar el problema. Inicialmente, en el gobierno de Felipe Calderón (2006-2012), se desplegaron activamente al Ejército y a la Armada en todo el país para confrontar directamente a los cárteles de la droga. Aunque esto logró desmantelar algunas operaciones específicas, también provocó una escalada en la violencia, alimentada por la guerra abierta entre las fuerzas armadas y las organizaciones criminales. Los cárteles respondieron fortaleciendo sus estructuras, reclutando más miembros y buscando nuevas formas de evadir la ley. La idea era erradicarlos con fuerza bruta, pero descubrieron que la delincuencia organizada se adapta y se vuelve más resistente.

La Complejidad de la Inteligencia y la Cooperación

Otro error importante fue la falta de inteligencia eficaz y la limitada cooperación entre las diferentes agencias de seguridad. La información sobre las operaciones de los cárteles era a menudo fragmentada, desactualizada o simplemente no compartida entre el Ejército, la Marina, la Policía Federal y la DEA (Administración de Control de Drogas de Estados Unidos). Esto impidió una respuesta coordinada y estratégica. Además, la cultura de secreto y la falta de confianza entre las instituciones obstaculizaron la recopilación y el análisis de información crucial.

La Necesidad de Abordar las Causas Raíces

La lucha contra la delincuencia organizada no solo requiere una estrategia de represión, sino también abordar las causas fundamentales que permiten su persistencia. Durante muchos años, el enfoque se centró en la lucha frontal contra los cárteles, sin prestar suficiente atención a la pobreza, la desigualdad, la falta de oportunidades y la debilidad de las instituciones en las zonas rurales y marginadas del país. El fortalecimiento de las comunidades, la creación de empleo, el acceso a la educación y la mejora de la gobernanza son elementos esenciales para reducir la vulnerabilidad a la influencia de los cárteles.

Un Enfoque Más Holístico y Sostenible

En los últimos años, y bajo el gobierno de Andrés Manuel López Obrador (2018-2024), se ha adoptado un enfoque diferente. Si bien el gobierno ha continuado combatiendo a los cárteles, también ha priorizado el fortalecimiento de la policía local, el desarrollo de programas sociales y la búsqueda de soluciones a largo plazo. Esto implica un cambio de mentalidad, pasando de una estrategia de confrontación a una de prevención y mitigación.

La Lección Final:

El caso de México es un recordatorio de que la lucha contra la delincuencia organizada es un desafío multifacético que requiere una comprensión profunda de la dinámica criminal, una estrategia integral y un compromiso sostenido. No hay soluciones fáciles ni rápidas, y el éxito depende de la capacidad de aprender de los errores pasados y de adaptarse a las nuevas realidades. La clave está en una combinación de represión selectiva, prevención social y una reforma profunda de las instituciones.

Fuente: https://www.mexicodecoded.com/p/mexico-has-tried-everything-to-stop