México’s security policy es a menudo reducida a una única historia de fracaso: un estado que, durante décadas, ha sido incapaz de controlar la delincuencia organizada. Ese encuadre pierde de vista la verdadera narrativa.
Durante los últimos 25 años, México ha desplegado una variedad impresionante, y a menudo contradictoria, de estrategias para combatir a las organizaciones criminales poderosas que ahora dominan gran parte del país. Desde intentos de “guerra contra el narcotráfico” punitivos y brutales hasta complejas reformas policiales y judiciales, el gobierno ha probado casi todo, y sin un éxito sostenido.
El Primer Asalto: La Guerra contra el Narcotráfico (1998-2006)
El cambio de milenio marcó el inicio de lo que se conoció como la “guerra contra el narcotráfico”, impulsada por el presidente Vicente Fox. El enfoque era, esencialmente, un ataque militar directo a los cárteles de la droga. Se implementaron operaciones policiales masivas, con el objetivo de desmantelar los imperios de droga de figuras como Joaquín “El Chapo” Guzmán y los hermanos Beltrán Leyva. Se elevó la violencia, la corrupción se extendió y la estrategia, en muchos sentidos, fue un fracaso. Los cárteles se adaptaron, se reorganizaron y, a menudo, fueron fortalecidos por la respuesta del gobierno.
De la Inyección de Dinero a la “Victoria” de Felipe Calderón (2006-2012)
El presidente Felipe Calderón, al tomar el poder en 2006, continuó con el enfoque militar, pero también introdujo un elemento nuevo: la inyección de dinero para las víctimas de la violencia. La idea era compensar a las comunidades afectadas por la violencia en la esperanza de que apoyaran a las fuerzas de seguridad. Además, intensificó la persecución judicial, llevando a cientos de líderes cárteles a juicio. Sin embargo, este período también vio un aumento dramático en la violencia, con los cárteles volviéndose aún más agresivos y sofisticados. La estrategia de “mano dura” no logró detener el avance del crimen.
La Era de la Reforma (2012-2018)
El presidente Enrique Peña Nieto, que asumió el cargo en 2012, prometió reformas en la policía, el sistema judicial y la seguridad nacional. Se implementaron algunas medidas, como el Programa Espacio Seguro, que buscaba crear zonas seguras donde la policía y el ejército trabajaran en conjunto con la comunidad. También se intentó fortalecer la fiscalización, pero la corrupción y la falta de recursos limitaron su eficacia. Las tácticas de combate a muerte continuaron, y el poder de los cárteles se mantuvo inquebrantable.
La Crisis de Seguridad y el Desafío Actual (2018-2025)
La administración de Andrés Manuel López Obrador, que llegó al poder en 2018, adoptó una estrategia fundamentalmente diferente, conocida como la “4T” (Tierra, Trabajo, Fé y Tranquilidad). Esta estrategia prioriza la prevención del delito a través de programas sociales y de desarrollo comunitario, en lugar de enfocarse principalmente en la represión policial. También ha reducido el papel del ejército en la seguridad pública, concentrándolo en tareas militares. Aunque algunas áreas han visto una disminución en la violencia, la influencia de los cárteles sigue siendo un desafío importante, y la efectividad de esta nueva estrategia está siendo objeto de debate.
La guerra contra los cárteles en México es, en última instancia, un recordatorio de la complejidad de la seguridad pública y la dificultad de abordar el crimen organizado de manera efectiva. Es una batalla que ha sido, y probablemente seguirá siendo, una de las mayores amenazas para el futuro del país.
Fuente: https://www.mexicodecoded.com/p/mexico-has-tried-everything-to-stop

