Si has recorrido las redes sociales lo suficiente, inevitablemente te encontrarás con ella: la “tradicional esposa”, o “tradwife” – una mujer que abiertamente rechaza la carga del mercado laboral para dedicarse, a tiempo completo y sin remordimientos, a la vida doméstica. En Estados Unidos y Europa, el arquetipo suele ser familiar: estética retro, retórica antifeminista y un regreso al sueño del hogar.
México, sin embargo, ha producido su propia variante.
La “tradwife” mexicana no se asemeja en nada a la que conoces. Mientras que su contraparte en el norte del mundo se centra en un ideal de vida rural, aislado y a menudo adornado con un aire nostálgico, la versión mexicana se basa en una realidad socioeconómica muy diferente. Aquí, la “tradwife” no está construyendo un sueño de autosuficiencia en el campo, sino que se encuentra en el corazón de las grandes ciudades, a menudo con un nivel de poder e influencia inesperado.
En lugar de enfocarse en el cultivo de alimentos o la artesanía doméstica, muchas “tradwives” mexicanas se han convertido en figuras influyentes en el mundo del entretenimiento, la moda y, sorprendentemente, el poder político. Su atractivo radica en la imagen de la mujer “perfecta”, fiel, devota y, lo más importante, “buen ejemplo” para sus hijos. Sin embargo, esta imagen se construye sobre una base de privilegio y acceso a recursos que la mayoría de las mujeres mexicanas no posee.
“La vida de la ‘tradwife’ mexicana es un producto de las expectativas sociales, las dinámicas familiares y las oportunidades económicas disponibles”, explica Sofía Guzmán, investigadora de estudios de género en la Universidad de México. “No es una idealización de una vida simple, sino una estrategia para mantener el estatus social y, en algunos casos, para obtener influencia y poder a través de la imagen de la mujer ideal”.
Un factor clave que distingue a la “tradwife” mexicana es su conexión con la Iglesia Católica y su énfasis en los roles de género tradicionales. En muchos casos, estas mujeres se convierten en figuras mediadoras entre sus familias y las instituciones religiosas, utilizando su influencia para reforzar las normas sociales y mantener el control sobre sus hogares.
Pero el auge de la “tradwife” mexicana también está ligado a una preocupante tendencia: el aumento de las desapariciones forzadas de jóvenes mujeres, a menudo justificado con argumentos basados en la “protección” de la familia y la virtud. Esta problemática, exacerbada por la falta de recursos y apoyo para las víctimas, ha generado críticas por parte de activistas y organizaciones de derechos humanos.
“Es crucial comprender que la ‘tradwife’ mexicana es un fenómeno complejo, moldeado por la historia, la cultura y las desigualdades sociales”, concluye Guzmán. “Reducirla a una simple imagen o ideal es ignorar la realidad de millones de mujeres mexicanas y perpetuar estereotipos perjudiciales”.
Fuente: https://www.mexicodecoded.com/p/the-mexico-edition-of-the-tradwife

