Ciudad de México, 18 de Diciembre de 2025 – La narrativa habitual en torno a la seguridad en México se centra, de manera predominante, en una crónica de fracaso: la incapacidad del Estado para contener la expansión y el poder de las organizaciones criminales, especialmente los cárteles de la droga. Sin embargo, un análisis más profundo revela una lucha sostenida de 25 años, caracterizada por una sucesión de estrategias, adaptaciones y, en última instancia, resultados mixtos.
La lucha contra los cárteles comenzó de manera incipiente a finales de la década de 1990, con la disolución del Cártel de Guadalajara y el auge de nuevos actores como el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Inicialmente, el gobierno federal, bajo la administración de Ernesto Zedillo, implementó estrategias basadas en la represión y la persecución de líderes de alto nivel. Este enfoque, aunque logró algunos éxitos tácticos, resultó ineficaz para abordar la raíz del problema: la demanda global de drogas y las estructuras organizativas profundamente arraigadas.
La administración de Vicente Fox (2000-2006) vio un cambio de rumbo, centrándose en la cooperación interinstitucional y la lucha contra el narcotráfico a nivel internacional. Se intensificaron los esfuerzos de intercambio de información con Estados Unidos y se implementaron políticas de control de fronteras. Sin embargo, el CJNG, emergente en esta época, comenzó a consolidarse y a diversificar sus actividades, pasando del tráfico de drogas a la extorsión, el secuestro y la competencia con otros cárteles.
La administración de Felipe Calderón (2006-2012) adoptó una estrategia de “guerra contra el narcotráfico”, caracterizada por una militarización sin precedentes. Se desplegaron fuerzas armadas y federales en todo el país para combatir a los cárteles, resultando en un aumento significativo de la violencia y la polarización política. Si bien este enfoque logró desmantelar algunas operaciones de los cárteles, también exacerbó el conflicto y generó controversia debido a acusaciones de abusos de derechos humanos.
En los gobiernos de Enrique Peña Nieto (2012-2018) y Andrés Manuel López Obrador (AMLO) (2018-2024), la estrategia se ha mantenido en gran medida, aunque con ajustes en el enfoque. La administración de AMLO ha priorizado la estrategia de “malabrotes” y el fortalecimiento de las fuerzas policiales, sin lograr una disminución significativa en la violencia o el control territorial de los cárteles. La implementación de programas de seguridad ciudadana y el diálogo con los grupos criminales han sido elementos clave de su política, con resultados cuestionados por expertos en seguridad.
El balance de los últimos 25 años revela una lucha compleja y multifacética, marcada por la adaptación constante de los cárteles a las estrategias del gobierno y por la incapacidad de implementar soluciones sostenidas y efectivas. La profunda raíz del problema – el mercado global de drogas, la corrupción, la desigualdad y la falta de oportunidades económicas – sigue siendo un desafío fundamental que requiere un abordaje integral y a largo plazo, una tarea que, hasta la fecha, se ha mostrado extremadamente difícil de lograr.
Fuente: https://www.mexicodecoded.com/p/mexico-has-tried-everything-to-stop

