Ciudad de México, 26 de julio de 2025 – México está implementando una estrategia inusual en el contexto de la propiedad estatal, rescatando a Petróleos Mexicanos (Pemex), su gigante empresa estatal petrolera, sin recurrir a la privatización, denominando la operación como un “rescate” o agregando fondos al endeudamiento oficial del organismo. Según un análisis reciente, Pemex ahora ostenta la deuda más elevada entre las compañías petroleras a nivel mundial, alcanzando los 120 mil millones de dólares. La situación ha generado un impacto significativo en las economías regionales, especialmente en la región petrolera del sureste del país, donde el retraso en los pagos a proveedores ha provocado un estancamiento económico.
La estrategia adoptada por el gobierno mexicano contrasta notablemente con las prácticas comunes en otros países de la región, donde la crisis financiera de Pemex ha resultado en procesos de privatización o en el aumento del endeudamiento estatal. El hecho de no haber incrementado la deuda oficial, según fuentes internas, está permitiendo al gobierno evitar la especulación sobre la sostenibilidad a largo plazo de la empresa y mantener el control total de las operaciones.
Pemex, durante décadas, fue el motor del nacionalismo económico mexicano y la principal fuente de ingresos del país. Sin embargo, años de mala gestión, inversión insuficiente, corrupción y una caída drástica en los precios del petróleo la han sumido en una profunda crisis de deuda.
La operación, al no ser formalmente un “rescate”, ha generado debate sobre la verdadera naturaleza de la intervención gubernamental. Algunos analistas sugieren que busca evitar la percepción de un acto de “bailarinas”, donde el gobierno sería visto como rescatando un fracaso con dinero público. Otros argumentan que la estrategia es un intento de mantener el control de un sector estratégico para el país, sin comprometer la estabilidad financiera de la Tesorería General de la Nación.
El futuro de Pemex, y por extensión, el debate sobre la propiedad estatal en México, sigue siendo incierto. El país se encuentra en una encrucijada, buscando equilibrar las necesidades económicas con la necesidad de reformar una empresa que ha sido objeto de críticas por su ineficiencia y su impacto en la economía nacional. La estrategia adoptada con Pemex, sin embargo, ha demostrado un enfoque único y, hasta el momento, ha permitido evitar una transición hacia la privatización, manteniendo el control estatal sobre el gigante energético mexicano.
Fuente: https://www.mexicodecoded.com/p/what-mexicos-state-oil-company-tells