México fue, durante mucho tiempo, el paradigma del libre comercio. En 1994, se unió al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), eliminó aranceles y abrió su economía a un nivel sin precedentes, superando a casi cualquier otro país en desarrollo. La apuesta era sencilla: permitir la libre circulación de bienes y capitales extranjeros, y que México creciera convirtiéndose en un centro de manufactura global.
Ese experimento definió la economía moderna de México. Vehículos ensamblados en plantas mexicanas recorrían las autopistas estadounidenses, los supermercados norteamericanos se abastecían de productos agrícolas mexicanos y las corporaciones multinacionales se establecieron al sur de la frontera. Pocos países habían vinculado sus destinos económicos de manera tan completa al libre comercio.
Ahora, tres décadas después, México está silenciosamente abandonando ese modelo, y lo está haciendo de una manera que resulta sorprendentemente familiar… para Trump.
La transformación de México, aunque gradual y compleja, refleja en muchos aspectos las ideas y políticas promovidas por el ex presidente estadounidense. La creciente insistencia en la protección de la industria nacional, la renegociación del TLCAN y la búsqueda de acuerdos comerciales bilaterales con un enfoque en la “seguridad” económica, coinciden con elementos centrales de la agenda “Trumponomica” que dominó la política estadounidense durante su mandato.
El Legado del TLCAN y la Crisis de Dependencia
El TLCAN, en su momento, fue visto como un catalizador del crecimiento. Pero también generó profundas desigualdades y dejó a la industria mexicana vulnerable a la competencia global. La especialización en la producción de bienes de bajo valor agregado, sin la inversión necesaria en innovación y desarrollo tecnológico, permitió la expansión de las empresas extranjeras y, al mismo tiempo, dejó a la economía mexicana dependiente de las fluctuaciones de la demanda estadounidense.
Tras la entrada en vigor de NAFTA, muchos sectores industriales mexicanos sufrieron la competencia de productos importados, especialmente de Estados Unidos, que se beneficiaron de costos laborales más bajos. Esta situación impulsó una creciente crítica al modelo de libre comercio y, más tarde, a la política económica del gobierno de Enrique Peña Nieto.
El Regreso a la Protección Nacional
La administración actual de México, bajo el liderazgo de Andrés Manuel López Obrador, ha adoptado un enfoque más proteccionista, buscando reducir la dependencia del país de las inversiones extranjeras y promoviendo la producción nacional. Esto se ha manifestado en medidas como la promoción de la industria automotriz nacional, la inversión en infraestructura con criterios de soberanía tecnológica y la renegociación del TLCAN, ahora conocido como USMCA (Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá), para garantizar la seguridad de la cadena de suministro y la protección de las industrias nacionales.
El rechazo a la inversión extranjera en ciertos sectores, la prioridad otorgada a la producción nacional y la búsqueda de acuerdos comerciales bilaterales reflejan una estrategia que se asemeja, en muchos aspectos, a la “Seguridad Primero” y a la defensa de los intereses nacionales promovidas por la administración Trump.
Si bien las causas y las motivaciones pueden ser diferentes, la dinámica actual en México, en su búsqueda de autonomía económica y defensa de su identidad nacional, sugiere que el camino trumponomico, se ha encontrado un nuevo y sorprendente hogar.
Fuente: https://www.mexicodecoded.com/p/trumponomics-the-mexican-way