En el más reciente episodio del podcast Mexico Decoded, conversé con Omar García Ponce, Profesor Asociado de Ciencia Política e Relaciones Internacionales de la Universidad George Washington, sobre las revelaciones que décadas de investigación académica realmente nos ofrecen sobre la delincuencia organizada en México. Olvídense de las manchetes sensacionalistas; los estudios muestran que los cárteles y el Estado a veces colaboran, que la reducción de beneficios no siempre implica una reducción en la violencia, y que los redobles de fuerza frecuentemente exacerban los problemas.
La realidad es mucho más compleja de lo que la prensa a menudo sugiere. Investigaciones exhaustivas han ido desvelando un panorama donde las relaciones entre los cárteles criminales y las instituciones gubernamentales son, en muchos casos, intrincadas y, a veces, incluso colaborativas. No se trata simplemente de un enfrentamiento entre el bien y el mal, sino de una danza estratégica donde ambos lados buscan maximizar sus beneficios, a menudo a expensas de la seguridad pública.
Una de las conclusiones más importantes que emerge de esta investigación es que las estrategias de “mano dura” para combatir la delincuencia organizada no siempre son efectivas. En lugar de debilitar a los cárteles, los redobles de fuerza a menudo logran fragmentar el grupo criminal, desorganizarlo y, lo que es aún más preocupante, fomentar la aparición de nuevos actores criminales. Este fenómeno, conocido como el “efecto de la ruptura”, ilustra cómo la respuesta agresiva a un problema puede, paradójicamente, empeorar la situación a largo plazo.
Además, la investigación ha demostrado que los cárteles han logrado, con el tiempo, infiltrarse en el sistema político y económico mexicano. A través del control de recursos, la corrupción y la manipulación de la opinión pública, han logrado debilitar la capacidad del Estado para hacer cumplir la ley y, por ende, para combatir eficazmente su poder.
Este análisis profundo, basado en años de estudios académicos, nos obliga a replantearnos nuestra comprensión de la delincuencia organizada en México. Ya no podemos concebirla como una mera guerra entre cárteles y fuerzas del orden, sino como un fenómeno complejo y profundamente arraigado en la estructura social, política y económica del país. Es un proceso que requiere un enfoque multifacético, que combine estrategias de seguridad, reformas políticas y un esfuerzo sostenido por parte de la sociedad civil para construir instituciones más transparentes y eficientes.
La información que revela esta investigación es vital para comprender la verdadera naturaleza del desafío que enfrenta México y para desarrollar políticas efectivas que permitan abordar este problema de manera integral.
Fuente: https://www.mexicodecoded.com/p/organized-crime-research-mexico

