Fecha de publicación: 16 de Septiembre de 2025
La inmensa victoria de LSU sobre los Alabama Crimson Tide, que aseguró la primera posición en la conferencia SEC y un ranking número 3 nacional, ha dejado a muchos preguntándose: ¿Es suficiente? A pesar de la resplandeciente ofensiva liderada por el quarterback estrella Cade McNamara, las esperanzas de los Tigers de llegar a los playoffs de la NFL, y por extensión, una temporada exitosa, podrían colgarse de un hilo: la reconstrucción urgente de su juego terrestre.
El debate en Nueva Orleans y en toda la nación es palpable. Los aficionados de LSU, acostumbrados a un ataque explosivo y dominante, están viendo algo inusualmente ineficaz en el suelo. Si bien McNamara está ofreciendo un rendimiento excepcional, lanzando a jugadores como Isiah “Izzy” Brown y un sorprendente Donte Brown para touchdowns, la falta de una carrera confiable ha generado serias dudas sobre la capacidad del equipo para controlar partidos y llevar la iniciativa.
“Necesitamos más consistencia,” declaró el entrenador principal Dennis Sipe en la conferencia de prensa posterior al juego. “Cade es una estrella, pero no puede hacer esto solo. Necesitamos que nuestros corredores estén creando oportunidades, asegurando yardas y, lo más importante, sacando al equipo de situaciones difíciles.”
El problema no es la falta de talento. La línea ofensiva, aunque ha mostrado destellos, ha luchado por proteger a McNamara del juego directo y ha tenido dificultades para abrir huecos para el corredor estrella, Elijah Jackson. Jackson, a pesar de sus 87 yardas y un touchdown, ha sido inconsistente, a veces perdidos por el juego y, en otras ocasiones, luchando por establecer el ritmo.
“Estamos trabajando en la química y en la ejecución,” admitió Jackson tras el partido. “El entrenador nos está dándole las herramientas, y nosotros debemos convertirlas en resultados. Esto es un trabajo de equipo, y necesitamos que todos estamos en la misma página.”
El juego terrestre es más que solo números. Es control del tiempo, control del juego y la capacidad de desgastar a la defensa rival. Sin un juego terrestre dominante, el ataque de LSU se vuelve predecible y vulnerable.
La defensa de LSU, considerada la mejor de la nación y líder en la conferencia, ha sido fundamental para mantener a los Tigers en la pelea. Sin embargo, incluso la mejor defensa del mundo necesita un juego terrestre que la respalde.
Con juegos importantes contra Texas y Florida en el calendario, la presión sobre Sipe y su cuerpo técnico para solucionar este problema es enorme. Si LSU no puede encontrar una solución pronto, las esperanzas de alcanzar los playoffs se desvanecerán. La temporada de LSU puede estar en el equilibrio, y la clave para desbloquear su potencial reside, sorprendentemente, en el juego terrestre. El futuro de la campaña, y quizás de la aspiración a un nuevo título de la SEC, podría depender de la capacidad de los Tigers para correr con confianza y determinación.
Fuente:
https://deadspin.com/lsus-playoff-hopes-rest-on-fixing-run-game-despite-top-3-ranking/