México no suele ser el lugar donde comienzan los experimentos de política de salud a nivel global. Pero, en la guerra contra el azúcar, ha sido su laboratorio. De vuelta en 2014, México se convirtió en el primer país de América en gravar con impuesto las bebidas con azúcar. El movimiento fue tan audaz que generó titulares en todo el mundo y sirvió de imitación. Hoy en día, 120 países tienen alguna forma de impuesto a las bebidas azucaradas.
Y los datos son claros: los impuestos a las bebidas azucaradas funcionan. Cuando México introdujo inicialmente un impuesto de un peso por litro a las bebidas azucaradas en 2014, el consumo bajó inmediatamente. En promedio, los mexicanos bebieron un 6% menos de refrescos ese año. Entre los hogares de bajos ingresos – los más vulnerables a la diabetes y la obesidad – la caída en el consumo de refrescos fue aún más pronunciada: hasta un 17%.
Por eso, lo que México hizo después es tan desconcertante. Acaba de anunciar que duplicará el impuesto a las bebidas azucaradas (¡genial!) y lo extenderá a las bebidas “light” o “diet” (¡¿qué?!). La prensa internacional ni siquiera se dio cuenta de este cambio importante, y dio espacio a grupos de presión de la industria de refrescos disfrazados de organizaciones no gubernamentales, repitiendo la falsa afirmación de que el impuesto no funciona.
Por eso estoy escribiendo esta pieza. La verdadera pregunta no es si gravar las bebidas azucaradas funciona, sino si México está, una vez más, liderando la política de salud al gravar las bebidas “light” – o si simplemente se equivoca.
Fuente: https://www.mexicodecoded.com/p/why-mexico-wants-you-to-quit-diet

