Stanford se prepara para recibir un nuevo talento de primer nivel, y no solo por la llegada de su nuevo entrenador, Kyle Smith. El hijo del legendario Hakeem Olajuwon, Aziz Olajuwon, ha confirmado su compromiso con el programa de baloncesto de Stanford, convirtiéndose en un aspirante a estrella dentro de la Universidad.
Aziz, quien había sido considerado un favorito de varias universidades, incluyendo Cincinnati, Vanderbilt y la Universidad de Houston (la casa de su padre), tomó su decisión tras una exhaustiva evaluación de sus opciones. También recibió ofertas de equipos como Virginia, Xavier, TCU y Virginia Tech, demostrando el impacto que ha tenido su talento en la escena del baloncesto.
Con una estatura de 6 pies y 6 pulgadas, Aziz es clasificado como un cuatro estrellas por Rivals, posicionándose como el número 62 en el ranking de la clase de 2026. En una entrevista para Rivals, ofreció su propia evaluación de su juego:
“Diría que mi juego es una mezcla de versatilidad, competitividad e inteligencia. Puedo tirar el balón, anotar, crear para otros y tener un impacto en ambos lados de la cancha. Disfruto defendiendo y reboteando, y estoy orgulloso de hacer lo que mi equipo necesita, ya sea liderar, defender o hacer la jugada correcta.”
El ascenso de Aziz ha sido notable, atrayendo la atención de los cazatalentos tras destacadas actuaciones en el EYBL Circuit y el NBPA Top 100 Camp, según The Athletic. Además, ha tenido la oportunidad de jugar internacionalmente en su país natal, Canadá, promediando 7.6 puntos en 14.4 minutos en el FIBA U19 World Cup, donde su equipo terminó en el quinto puesto.
La incorporación de Aziz añade un ingrediente importante al programa de Stanford, que ha tenido un buen comienzo en la ACC bajo el mando de Smith, con un récord de 21-14 y 11-9 en la conferencia. Sin embargo, la ausencia de Maxime Reynaud, un jugador clave que earned All-ACC honors con 20.2 puntos y 10.6 rebotes, representará un desafío para el joven Olajuwon. La comunidad de baloncesto espera con ansias ver cómo Aziz se adapta al ritmo y las exigencias del baloncesto universitario, potenciando aún más el futuro del programa de Stanford.